Los tubos de centrífuga se utilizan en una amplia variedad de aplicaciones de laboratorio. Cuando llega el momento de comprar nuevos, debe considerar varios factores diferentes.
Busque tubos que tengan grandes áreas de escritura para el etiquetado y marcas de graduación fáciles de leer que sean resistentes a la corrosión química. Además, verifique la fuerza centrífuga relativa (RCF) que pueden manejar; esto tendrá en cuenta el precio.
Material
Ya sea que esté resolviendo problemas biológicos complejos, descubriendo curas potenciales o realizando una prueba de laboratorio simple, necesita consumibles de laboratorio que satisfagan sus necesidades específicas de flujo de trabajo. Los tubos de centrífuga son una parte crucial de ese proceso. Se utilizan para contener la muestra líquida que se separa de un contaminante mediante el uso de una máquina centrífuga. Hay muchos factores que diferencian estos tubos, incluido el material, el estilo de empaque, la esterilidad y el tipo de tapa.
Esterilidad
Los tubos de centrífuga estériles son una herramienta vital para muchas aplicaciones de laboratorio, incluida la separación de células de una muestra de sangre; recolectar sedimentos u otras muestras sólidas para análisis; purificar o concentrar productos químicos en un líquido; y almacenar tanto a corto como a largo plazo. Puede encontrar tubos de centrífuga en una amplia variedad de tamaños, colores y materiales según sus necesidades específicas.
Es importante elegir el tamaño de tubo correcto para su aplicación, ya que algunos tubos deben llenarse al menos tres cuartos de su capacidad y, en algunos casos, por completo, para evitar la tensión excesiva del material y las fallas del tubo. También es posible que un tubo cumpla con sus especificaciones pero no se ajuste a la capacidad del rotor del instrumento; la mayoría de los instrumentos vienen con adaptadores para solucionar este problema.
Tubos de centrífuga están disponibles estériles en bolsas de 50 (15 ml) o bolsas de 25 (50 ml) y no contienen RNasa, DNasa, pirógenos ni látex. Tienen tapas roscadas resistentes a fugas con sello de tapón y una gran área de escritura blanca para su identificación. Se pueden almacenar en una gradilla de centrífuga para dispensarlos y almacenarlos convenientemente.
Capacidad
Los tubos de centrífuga se encuentran entre los más buscados para herramientas de laboratorio y deben poder soportar la tensión. Para hacerlo, deben poder manejar la fuerza centrífuga creada por el hilado. Los fabricantes a menudo enumeran la fuerza centrífuga relativa (RCF) que pueden soportar sus tubos, y esta es una característica importante a tener en cuenta porque afecta el precio.
Además de la calificación RCF, los usuarios también deben considerar los productos químicos con los que trabajarán en sus flujos de trabajo. Los diferentes materiales tienen diferentes resistencias químicas, por lo que es importante encontrar un tubo que pueda resistir la corrosividad de sus productos químicos.
Velocidad
Dependiendo del tipo de muestra con la que esté trabajando, hay una variedad de factores que determinarán la velocidad a la que puede girar el tubo de centrífuga. Algunos de los más importantes incluyen si está refrigerando o congelando muestras, incubándolas y a qué rpm o fuerza g estará centrifugando.
Muchos laboratorios optan por utilizar tubos de centrífuga de plástico o vidrio de borosilicato. Estos se pueden esterilizar en autoclave, aunque su durabilidad y longevidad se ven afectadas por la frecuencia con la que se exponen al calor. Los materiales también afectan qué tan bien resisten ciertos químicos, por lo que es mejor probar los tubos antes de invertir en una cantidad mayor.
La forma de un tubo de centrífuga también puede afectar la eficiencia con la que pipetea sus muestras. Por ejemplo, un fondo cónico aumenta la precisión al llevar la muestra a un área de superficie más pequeña. También puede ayudar a reducir los residuos de muestras sobrantes dentro del tubo. Esto es especialmente útil cuando se realizan extracciones como fenol o cloroformo.
